En el altar debe de estar la imagen de Artemisa y Apolo en
el centro, o cualquier objeto que la represente; incluso una vela verde; una
vela blanca que represente a Hestia, un cuenco para las libaciones con vino,
una copa para el vino, un incensario con el incienso y las ofrendas a los dioses
Amarres de amor eterno para siempre tu ser amado a tu lado
En primer lugar encendemos el incienso y las velas, hacemos una reverencia y abrimos el ritual con
esta oración:
“Escuchad, oh bienaventurados dioses, excelentes amigos de
los mortales. Sólido apoyo del mundo, escuchad dioses inmortales y gracias a
las libaciones conceded a los humanos de toda enseñanza virtud, la mayor dicha
y la muy deseada felicidad.“
Ligas y amarres de amor
Tras esto hacemos dos libaciones con el vino de la copa en
nuestro cuenco por los dioses olímpicos y los demás.
Luego leemos el himno órfico número 36 de Artemis y el himno
de Artemis de Homero. Cada himno lo finalizaremos con una libación.
XXXVI. A ÁRTEMIS
Incienso, granos de incienso
Escúchame,. soberana, celebérrima hija de Zeus, titán,
báquica, afamada arquera, venerable. Visible para todos, diosa portadora de
antorcha, cazadora de red, que presencias los partos, socorriendo en ellos ,
pero sin someterte a su ley; que asistes a las mujeres en el parrto, que
disfrutas con los delirios báquicos, cazadora, disipadora de las
preocupaciones. Ágil corredora, flechadora, apasionada por la caza,
noctámbula; protectora, acogedora, liberadora, masculiniforme, ortia,
apresuradora del parto, deidad nutricia de los jóvenes mortales. Inmortal,
subterránea, destructora de fieras, afortunada, que ocupas los bosques de los
montes y disparas a los ciervos, venerable, augusta señora, bello retoño,
perenne. Habitante del bosque, protectora de los perros, cidoniata ,
multiforme. Ve, pues, salvadora diosa, afectuosa, agradable para todos tus
iniciados, aportando bellos frutos de la tierra, una paz grata y una salud de
hermosa cabellera, y envía, por favor, a las cimas de los montes las
enfermedades y pesares.
Tras esto, siéntate cómodamente y medita el tiempo que
necesites mientras hueles el incienso.
Piensa en ambos dioses, perderte por un hermoso bosque, valle, o campo. O tal
vez prefieras retrotaerte a momentos felices de tu infancia en la naturaleza o
con tus mascotas. Pide por tus seres animales queridos que no están, y por la
salud de los que están. Medita y piérdete el tiempo necesario. No hay prisas.
Para terminar, vuelve a ponerte en pie y cierra el ritual
con estas palabras:
“Saludos, Oh Dioses Bienaventurados Estén siempre con
nosotros Nunca se vayan. Cesen todas las enfermedades Y alejen las tristezas.“
Espera a que las velas se consuman y devuelve a Artemisa,
Apolo y a Hestia a tu altar con las ofrendas más duraderas, si las hubiera, y
entrega a la naturaleza las perennes. Si en tu casa te es imposible dejar velas
encendidas porque te causa problemas con el resto de familiares, apágalas, por
estos motivos no resultará una ofensa a los dioses.
Y recuerda, No hay cosas imposibles, SOLO SERES INCAPACES .
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