Bendito San Jerónimo Emiliani, que pasaste por la tierra haciendo el bien; caritativo padre de los más necesitados, noble y entregado servidor de los pobres, que con dedicación consagraste tu vida a los demás, y pusiste todas tus fuerzas y energías en consolar y ayudar a los que sufrían carencias; que con amor socorriste a los humildes, a los niños desamparados, a las viudas y a los enfermos, para tratar de conseguir tu propia santificación y la salvación de las almas y cuerpos de los afligidos, y por ello Dios premió tu oración, tu sacrificio, tu compasión, tu desprendimiento y generosidad permitiéndote obrar frecuentes prodigios y milagros.
¡Oh, prodigiosísimo San Jerónimo!, conociendo cuán agradable eres ante Dios, y por los múltiples favores y milagros que por medio tuyo se ha dignado otorgar a tus devotos, acudo a ti para solicitar tu ayuda, no desprecies mis humildes súplicas y llévalas ante el trono del Altísimo, pues, aunque me encuentro triste y afligido y las dificultades me agobian, confío plenamente en el amor, la bondad y la misericordia de nuestro Padre celestial.
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